#88 Ecología y la Caza de Ballenas
Ecología y la Caza de Ballenas
La caza de ballenas ha sido
practicada para obtener carne, aceite y partes del cuerpo para obtener varios
productos (desde cera de velas hasta margarina para cocinar y joyas), lo cierto
es que esta práctica existe desde hace más de 5,000 años, sin embargo en
aquellas épocas no se causaba la devastación que se ve hoy en día, pues no era
practicada de forma intensiva; el auge de la caza de ballenas empezó cerca del
siglo XVII, impulsada por la necesidad de aceite de ballena que fue utilizado
en la industria y para la iluminación de grandes ciudades de Norteamérica y
Europa, auge que se vio impulsado por la tecnología que permitía a los
balleneros cazar con mayor frecuencia, y con esto, empezó el declive de la
población mundial de ballenas, y en 1931 empezaron a existir acuerdos
internacionales entre países para monitorear la caza de ballenas.
Las ballenas son animales
longevos, pueden vivir entre 70 y 150 años, y por lo mismo, tardan en
reproducirse (por lo que, con más razón, son más propensas a sufrir declives
drásticos en sus poblaciones al ser cazadas sin medida), como ejemplo, según
datos de Green Peace, la ballena gris del pacífico occidental es la más
amenazada el mundo, ya que se cree que quedan al menos una 100 ballenas de esta
especie; y, otro ejemplo es, la ballena franca de atlántico norte, la cual esta
en peligro de extinción.
La Comisión Ballenera
Internacional (IWC por sus siglas en inglés) fue creada en 1946 como convenio
internacional para regular la caza de ballenas, y fue en 1982 cuando la IWC
estableció límites de cero captura de ballenas, con dos excepciones: 1) la caza
aborigen, y 2) la caza científica. Después, en el año de 1994 la IWC crea el
Santuario de Ballenas del Océano Austral, en donde prohíbe por completo la caza
de ballena en esa región. Parte de estas dos excepciones han hecho que Noruega,
Islandia y Japón (quienes firmaron la IWC) sigan impunemente cazando ballenas.
Recientemente ha salido a relucir
el notorio caso de Japón, quienes sostienen cazar ballenas con “fines
científicos”, por lo que años atrás fueron demandados por Australia,
sosteniendo que la caza que hace Japón no es con fin científico sino comercial.
Aparte, según datos de Green Peace, Japón ha sido denunciado por tomar dinero
del fondo de ayuda para el tsunami de 2011 que sufrió el país y enviarlo a la
industria ballenera, y en 2012 prometió más fondos. Y es que, Japón bajo el
programa de caza de ballena JARPA II, se estima que ha matado cerca de 450
ballenas minke anualmente, cuyos “objetivos” científicos son, según cuenta la
Asociación Americana de Ley Internacional: 1) monitorear el ecosistema
antártico; 2) competencia de modelos entre especies de ballenas y objetivo de
manejo fututo, 3) elucidar cambios temporales y especiales en estructura de
stock y 4) mejorar la gestión de la población de ballenas minke antártica. Como
vemos estos argumentos del gobierno de un país como Japón que se da a conocer
como vanguardista en cuanto a ecología, resulta ser en la realidad un país
descaradamente depredador.
Como vemos, todavía existe mucho
camino por recorrer para salvaguardar a las especies en peligro de extinción,
especialmente cuando vemos que, países como Japón siguen sin querer cambiar y
unirse hacia donde va el planeta; y no estamos hablando de Japón como país,
sino como gobierno que busca lucrar con la naturaleza sin importar la causa,
los ciudadanos de Japón también están haciendo su parte por lograr un cambio
positivo, y como dice Green Peace “en los últimos años, la campaña concentrada
dentro del mismo Japón ha comenzado a ver cambios importantes en la PERCEPCIÓN del programa de caza de ballenas”, muchos activistas se están uniendo para
cambiar la visión como país, para cambiar aquellas actividades culturales que
hoy en día ya no van con la necesidad que tenemos como planeta; estos
activistas han sido incluso amenazados con 10 años de cárcel por exponer la
corrupción de la caza de ballenas en su país.
Recientemente, en diciembre de
2018, la BBC publicó la noticia “Japón reinicia caza de ballenas: caza de
ballenas comercial reiniciara en julio), amenazando con salirse la Comisión
Ballenera Internacional (lo cual tomará efecto a finales de junio de 2019),
pero para entender mejor estas posibles consecuencias, National Geographic
(2018) dice que “al retirarse de la comisión, Japón no podrá aprovechar la
exención de la comisión para caza científica, por lo que tendría que detener la
caza de ballenas en alta mar, ya que la Convención de la Naciones Unidas sobre
el Derecho de los Mares requiere que sus signatarios (Japón incluido aquí)
trabajen bajo organizaciones apropiadas para la conservación de los mamíferos
marinos”, lo que significa que el único beneficio de Japón al retirarse de la
IWC es que puede reanudar la caza de ballenas en su territorio sin supervisión
(pero no en los demás lugares), lo cual “beneficia a las ballenas de la
Antártida (donde Japón mató más de 200 hembras preñadas), pero perjudica a las
ballenas japonesas”.
Algo que indudablemente debemos
de comentar es que se asegura que nunca antes se había consumido menos carne de
ballena que hoy en día, confirmando que el mundo esta cambiando a positivo, e
incluso como asegura Green Peace: desde
2012 “la captura de ballenas esta disminuyendo, las ventas han bajado un 30% y
el numero de toneladas de carne vieja que se almacena está aumentando”.
Aunque esta es una excelente
noticia, estos son algunos hechos de la caza de ballenas, compartidos por One
Green Planet, lo cual es importante saber para estar informados:
- · Cerca de 16,000 ballenas fueron asesinadas por 83 años consecutivos: desde 1904 hasta 1987 se estima que más de 1,339,000 ballenas fueron asesinadas
- · Después de 40 años de la prohibición de caza de ballenas en al Antártida, la población de ballena azul se mantiene baja (se estima que su población se redujo de 220,000 a 3,000 hoy en día)
- · Desde 1986, más de 25,000 ballenas han sido asesinadas legalmente por “investigación científica”. Y, sin embargo, ninguna revista científica de renombre ha publicado estas “investigaciones”. Japón piensa que para investigar hay que matar, a pesar de ser un país altamente tecnológico, con satélites y todo lo necesario para rastrear de animales sin matarlos.
- · Como vemos países como Noruega, Islandia y Japón se comportan como auténticos depredadores de los mares, imaginemos que pasa en sus flotas pesqueras con las demás especies marinas.
- · México especialmente en Baja California y Mar de Cortez es un país que debe proteger realmente a las ballenas por tener los centros de reproducción en nuestro país.
Fuentes:
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